Sequías y tormentas impredecibles: claves para entender cómo la crisis climática afecta el acceso al agua potable

En la Semana Mundial del Agua, desde Naciones Unidas advierten que aún dos mil millones de personas en el mundo no disponen de este recurso vital. Cómo el calentamiento global puede agravar el problema

A pesar de los grandes avances, aún dos mil millones de personas siguen sin tener acceso a agua potable, saneamiento e higiene en el mundo. Para el año 2030, la Asamblea General de las Naciones Unidas consensuó alcanzar el objetivo de la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos, como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La eficiencia en el uso del agua ha aumentado un 9%. Sin embargo, el estrés hídrico y la escasez de este recurso siguen siendo preocupantes en muchas partes del mundo. En 2020, 2.400 millones de personas vivían en países con estrés hídrico, que ocurre cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible.

Hasta el 24 de agosto se celebra la Semana Mundial del Agua en Estocolmo, Suecia, la principal conferencia sobre cuestiones mundiales en torno de este recurso. Se realiza todos los años desde 1991.

Para concientizar sobre su valor, hasta el 24 de agosto se celebra la Semana Mundial del Agua en Estocolmo, Suecia (Archivo)Para concientizar sobre su valor, hasta el 24 de agosto se celebra la Semana Mundial del Agua en Estocolmo, Suecia (Archivo)

De acuerdo con Naciones Unidas, hubo décadas de uso indebido, mala gestión, extracción excesiva de aguas subterráneas y contaminación de los suministros de agua dulce que han agravado el estrés hídrico. A todo eso se suma el impacto del cambio climático, un problema global que también repercute sobre el acceso al agua segura de diferentes maneras.

El cambio climático son los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Desde el siglo XIX, las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas.

La quema de combustibles fósiles genera emisiones de gases de efecto invernadero que actúan como una manta que envuelve a la Tierra: atrapan el calor del sol y elevan las temperaturas.

5 claves para entender cómo el cambio climático puede reducir el acceso al agua, en base a la información reunida por Naciones Unidas:

1- El cambio climático produce alteraciones de lluvias y más fenómenos extremos

Las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático: la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas es el factor principal (Getty Images)Las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático: la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas es el factor principal (Getty Images)

El cambio climático afecta al agua presente en el planeta de formas complejas: se desarrollan patrones de lluvias y tormentas impredecibles, se reducen las capas de hielo, aumenta el nivel del mar, y hay más frecuencia de inundaciones y sequías. Es decir, la mayor parte de los impactos del cambio climático se reducen al agua.

Significa que el cambio climático está acelerando tanto la escasez de agua como los fenómeno extremos como inundaciones y sequías. Esto ocurre porque el aumento de las temperaturas altera los patrones de precipitación y todo el ciclo del agua.

2 – Podría aumentar la escasez de agua

El cambio climático altera el patrón de lluvias y tormentas y aumenta la frecuencia de fenómenos extremos, como inundaciones (Getty Images)El cambio climático altera el patrón de lluvias y tormentas y aumenta la frecuencia de fenómenos extremos, como inundaciones (Getty Images)

Aproximadamente la mitad de la población mundial sufre una grave escasez de agua en algún momento del año, de acuerdo con el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). Se espera que esas cifras vayan en aumento debido a la aceleración del cambio climático y al crecimiento de la población.

Por un lado, hay que considerar que solo el 0,5 % del agua presente en la Tierra es agua dulce, utilizable y disponible, y el cambio climático está afectando peligrosamente ese suministro.

En los últimos veinte años, el almacenamiento de agua terrestre, incluyendo la humedad del suelo, la nieve y el hielo, ha disminuido a un ritmo de 1 centímetro por año, con consecuencias importantes para la seguridad del agua, de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Ya el IPCC advirtió que los suministros de agua almacenados en los glaciares y la capa de nieve disminuirían aún más durante este siglo. Eso reducirá la disponibilidad de agua durante los períodos cálidos y secos en las regiones abastecidas por el agua derretida de las principales cadenas montañosas, donde actualmente vive más de una sexta parte de la población mundial.

Se prevé que el aumento del nivel del mar incremente la salinización de las aguas subterráneas. Por lo cual podría disminuir la disponibilidad de agua dulce para los seres humanos y los ecosistemas presentes en las zonas costeras.

La provisión de suministros de agua almacenados en los glaciares y la capa de nieve disminuirían aún más durante este siglo (Getty Images)La provisión de suministros de agua almacenados en los glaciares y la capa de nieve disminuirían aún más durante este siglo (Getty Images)

3- Reducir las emisiones de gases contaminante es urgente

La decisión de reducir las emisiones de gases contaminantes es urgente y necesaria. Porque permitirá limitar el calentamiento global a 1,5 grado en vez de hacerlo a 2 grados, y eso reduciría aproximadamente a la mitad la proporción de la población mundial que se espera que sufra escasez de agua, aunque cabe destacar que existe una variabilidad considerable entre regiones, según los expertos del IPCC.

La calidad del agua también se ve afectada por el cambio climático, ya que se prevé que las temperaturas más altas del agua y las inundaciones y sequías más frecuentes agraven muchas formas de contaminación del agua, desde sedimentos hasta patógenos y plaguicidas.

Las emisiones de gases de invernadero contribuyen a las altas temperaturas. Esto puede repercutir en más inundaciones y sequías que pueden agravar muchas formas de contaminación del agua, desde sedimentos hasta patógenos y plaguicidas
(Getty Images)Las emisiones de gases de invernadero contribuyen a las altas temperaturas. Esto puede repercutir en más inundaciones y sequías que pueden agravar muchas formas de contaminación del agua, desde sedimentos hasta patógenos y plaguicidas (Getty Images)

4 -La limitación en el agua puede afectar el acceso a los alimentos

El cambio climático, el crecimiento de la población y la creciente escasez de agua ejercerán presión sobre el suministro de alimentos así como sobre la mayor parte del agua dulce utilizada. En promedio, el 70 por ciento del agua dulce se utiliza para la agricultura. Se necesitan entre 2000 y 5000 litros de agua para producir los alimentos diarios de una persona, según la Organización Mundial de la Alimentación (FAO).

Además de que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, el Programa de Ambiente de Naciones Unidas recomienda la llamada “agricultura climáticamente inteligente” que recurre al riego por goteo y otros medios para usar el agua de manera más eficiente puede ayudar a reducir la demanda de suministros de agua dulce.

5- Cuál sería el impacto en América Latina específicamente

Solo el 0,5% del agua presente en la Tierra es agua dulce, utilizable y disponible, y el cambio climático está afectando peligrosamente esa provisión/ArchivoSolo el 0,5% del agua presente en la Tierra es agua dulce, utilizable y disponible, y el cambio climático está afectando peligrosamente esa provisión/Archivo

En América Latina 150 millones de personas, o alrededor de la cuarta parte de la población vive en zonas donde el agua es escasa, y más de 400 millones carecen de servicios de saneamiento seguros. Estas cifras aumentarán a medida que el cambio climático altere el ciclo del agua.

Entre otros efectos del cambio climático, los glaciares andinos han retrocedido entre un 30 % y un 50 % durante los últimos 30 años, lo que pone en peligro la seguridad hídrica de las ciudades y las comunidades.

Las cuencas hidrográficas se están degradando rápidamente, y el 25 % de los ríos, lagos y acuíferos están contaminados debido a la descarga de efluentes sin tratar derivados del uso municipal, industrial, minero y agrícola.

Desde la UNESCO, en el último informe sobre Desarrollo de los Recursos Hídricos, se remarcó que tanto el agua como el cambio climático no conocen fronteras, la adaptación conjunta al cambio climático y la cooperación a través de las fronteras administrativas (en cuencas hidrográficas y acuíferos nacionales o transfronterizos) representan dos grandes oportunidades de colaboración intersectorial y entre países.

Fuente: Infobae