Para gobernar exitosamente, hay que saber comunicar bien

Por: Esteban Farfán Romero[1] (El Marucho[2])

E-Mail: elmarucho@elmarucho.com

«Eres lo que comunicas y cómo lo comunicas.»

Manuel Campo Vidal,

sociólogo, profesor de comunicación y reconocido periodista,

«El que sabe pensar, pero no sabe comunicar lo que piensa está en el mismo nivel que el que no sabe pensar.»

Pericles

«Todo comunica, incluyendo al silencio»

Teoría de la Comunicación

«Si tu no comunicas, otros lo harán por ti.»

«La comunicación se hace y dice para influenciar.»

Los que trabajamos en el asesoramiento estratégico de la comunicación política, siempre le repetimos machaconamente todo el tiempo a nuestros clientes, que la política no puede prescindir de la comunicación, aunque si la comunicación de la política. Esto se hace para remarcar sobre la vital importancia de la comunicación eficaz en la política.

La comunicación efectiva es un pilar fundamental para el buen gobierno. En un mundo donde la información fluye a gran velocidad y las opiniones se forman en un instante, los líderes políticos deben ser capaces de no solo transmitir mensajes claros, sino también de conectar emocionalmente con sus ciudadanos. Como experto en comunicación política, quiero reflexionar sobre la importancia de saber comunicar bien para gobernar bien, y ofrecer algunas recomendaciones al respecto.

La comunicación es un elemento clave en el ejercicio del poder y la gobernanza efectiva contemporánea. Los líderes políticos y los gobiernos deben comprender/aprender que su capacidad para comunicar de manera eficaz y estratégica es relevante para lograr sus objetivos y conectar con la ciudadanía.

Tal como señala el experto en comunicación política Jesús Timoteo Álvarez, “el poder se ejerce a través de la comunicación[3]“. Los gobernantes deben ser conscientes de que su discurso, su impronta, su presencia pública y su capacidad para transmitir un mensaje claro y convincente son herramientas esenciales para movilizar apoyos, generar confianza y legitimar sus acciones.

Además, en la era de la información y la comunicación digital, la habilidad para gestionar la agenda mediática, las redes sociales y la narrativa pública se ha vuelto crucial. Como afirma el experto en comunicación política Carles Pont Sorribes, “la política se juega cada vez más en los medios de comunicación y en las redes sociales[4]“.

En el último tiempo, la comunicación ha cobrado una enorme importancia en la gestión del poder público, sin embargo, a pesar de este notable cambio, en el Chaco, este tema todavía sigue infravalorado por las autoridades políticas, pues permanecen aplicando las lógicas y formatos comunicacionales del siglo pasado.

La comunicación política es un concepto relativamente joven; el vocablo se empezó a utilizar en la década de los cincuenta, pero sus antecedentes se manifiestan desde que el hombre comenzó a vivir en grupo y se presentaron relaciones de poder en la convivencia. Es tan vieja como la política, que nace con los primeros intercambios que los hombres en su estado de homínido, tienen entre sí en la organización, consolidación y desarrollo de sus actividades.

Se debe resaltar, que la comunicación y la política han sido elementos fundamentales para el desarrollo del hombre, ya que ambas han ayudado a la organización del Estado y al desarrollo de sus potencialidades políticas, económicas y sociales. Así, a través del tiempo, el hombre ha desarrollado la política valiéndose de la comunicación con la finalidad de convencer e influir en los ciudadanos para la aceptación de un modelo económico, político y social, en el cual se sigan ciertas normas, valores y principios del sistema político imperante.

De esta forma, el origen de la relación entre comunicación y poder se encuentra a partir de los inicios del hombre y su proceso de organización social. De hecho, ya Heródoto[5] narraba la organización del imperio señalando la existencia de lo que se conoce como los ojos del rey, quienes “eran informadores independientes de la autoridad. Esta experiencia recuperada por los romanos y por la cultura occidental es el primer testimonio sobre los mecanismos que, para el buen gobierno de la comunidad, se empleaba a fin de conocer la opinión y las noticias que circulaban por el territorio[6]”.

Estos procesos de recolección y procesamiento de información y opinión sobre el gobernante permitieron que se fueran perfeccionando a lo largo de los años –desde el imperio romano, pasando por el Estado Nacional y hasta nuestros días– los modelos de propaganda y comunicación, consistentes en la vinculación del gobernante con los gobernados, donde el primero busca la aceptación y legitimación de su forma de gobernar.

Tal preocupación por lograr la aceptación y la fama en la legitimación del poder estuvo presente en el desarrollo de la civilización occidental. Como reflexionaría el filósofo alemán Max Weber[7], en todos los regímenes políticos, en todas las culturas y épocas, la comunicación se ha orientado a fortalecer el mandato de un determinado tipo de dominación y, de esta forma, garantizar la obediencia de los ciudadanos; en otras palabras, crear las condiciones necesarias para el funcionamiento de cualquier relación dominante-dominado.

“La construcción de su imagen política fue tan cuidada (…), la construcción simbólica de la autoridad emprendida en la edad moderna condujo directamente a la preocupación por el espectáculo, (…) a la vez que demostró que la persuasión a través del arte y la comunicación, por todos los medios posibles, son dos grandes poderes del Estado[8]”. Como se puede observar, la comunicación y la política han estado íntimamente vinculadas al desarrollo histórico de la humanidad.

Por ello, además de factores sociales, económicos e históricos, una forma particular de gobierno requiere para su existencia y reproducción del poder, de un proceso de comunicación que procure la generación, preeminencia y transmisión de emociones, valores, principios e ideas que sustenten la aceptación del grupo gobernante. Por su parte, para que los ciudadanos acepten es necesario, antes que nada, que conozcan con precisión el contenido del mandato de los gobernantes y las reglas en cuestión a fin de estar en posibilidades de acatarlas, cuestionarlas o rechazarlas.

Siguiendo a Weber, “se diría que la legitimidad de un régimen político descansa en un proceso de comunicación orientado a socializar los sentimientos afectivos, las premisas racionales, las creencias religiosas o las expectativas de determinadas consecuencias-intereses que garantizan la existencia y reproducción de los diferentes tipos de dominación[9]. Es importante destacar que la comunicación en su perspectiva política tiende a buscar un mejor entendimiento entre los integrantes que componen la sociedad y entre esta y el grupo gobernante.

La comunicación cumple un papel fundamental en los sistemas democráticos, ya que permite conocer el ejercicio de los gobernantes y elaborar libremente nuestra forma de pensar y actuar en relación con el gobierno. Los políticos, dentro de su función gubernamental, todos los días actúan y toman decisiones que impactan a la sociedad, lo cual influye directamente en su permanencia y estabilidad de su cargo, por lo que tienen como objetivo reducir la inestabilidad, amenaza y vulnerabilidad del mismo; por tanto, necesitan contar con apoyo para legitimar sus acciones y garantizar su permanencia.

Aquí, la comunicación adquiere un papel trascendental, cuyas funciones son informar, interpretar y mediar intereses, con esto se legitima su acción comunicativa, dado que los objetivos de los políticos pasan por una estrategia de comunicación de sus acciones en forma de mensajes a la sociedad.

Cuando un Gobierno inicia su gestión, siempre tiene a la mitad, o más de la mitad, de la población con desconfianza y en apercibimiento, por lo que es muy importante tener mucha prudencia en el ejercicio del poder, para no cometer errores evitables.

El formato de la comunicación política gubernamental o de gobierno, es totalmente diferente a la comunicación política electoral, que tiene más espacio de movimiento y maniobra. El diseño y la ejecución de la comunicación de institucional, requiere necesariamente del asesoramiento de un especialista en el área con experiencia, porque tiene relación directa con la legitimidad adquirida, que debe ser retenida, consolidada, y expandida.

La legitimidad es un estado líquido, muy fácil de perder a chorros en poco tiempo, si se cometen errores, y la (buena o mala) comunicación tiene relación directa con esto.

La comunicación de gobierno, según diversos autores, es aquella que realizan los altos cargos y sus instituciones (presidentes, ministros, parlamentarios, gobernadores, alcaldes y las instituciones que representan) en el período que dura su mandato. Los dispositivos de poder estatal, están al servicio de la sociedad, y confluyen distintos tipos de acciones, como el liderazgo, el programa o agenda, el equipo humano de colaboradores y la comunicación política institucional. Esta última, es la más sensible y frágil, perola manos valorada y observada, que necesariamente debe poseer características de comunicación estratégica, de profesionalización, de comunicación bi y multidireccional con el público, etc.

La calidad y cualidad de la comunicación gubernamental afecta directamente la calidad de vida de los gobernados y tiene consecuencias sobre el desarrollo de un país, región o municipio.

María José Canel Crespo y Karen Sanders[10], autores destacados en el campo de la comunicación política, han colaborado en varios estudios sobre la materia, señalan que «La comunicación puede ser determinante para incrementar o disminuir la confianza de inversores, empresarios y ciudadanos».

Depende mucho de los mensajes y señalen que se emitan desde las instancias de poder, para que se generen los diversos climas políticos, económico, sociales, culturales, y esto tiene relación directa con el atraso, estancamiento o desarrollo de una sociedad.

Por otro lado, la Comunicación política de gobierno, tiene un objetivo muy importante que es de generar consenso público hegemónico compartido. “Si la comunicación gubernamental no actúa bien, no hay consenso y si no hay consenso, no hay buena gestión”, afirma el especialista argentino en la materia, Mario Riorda[11]. Por lo que interesa que la comunicación ayude a que, aun habiendo grupos discordantes, las políticas del gobierno sean aceptadas socialmente por la mayor cantidad posible de ciudadanos.

Está claro que un gobierno se construye con una serie de acciones, pero también con comunicación. Como resalta Riorda, la comunicación gubernamental juega un papel clave, justamente en la construcción de una determinada cultura política y, además, permite obtener capacidad institucional y condiciones de gobernabilidad y confianza ciudadana de largo plazo. Dada su importancia, debe diferenciarse de la comunicación que realiza el político candidato, ya que requiere de un tipo de planificación distinta, por el hecho de que el período de gobierno es más largo, de varios años, y debe dar cuenta a los ciudadanos de sus acciones, sobre todo de resultados.

Vivimos una realidad totalmente diferente a la de hace diez años, por lo que en la actualidad como nunca ha sucedido, la comunicación se ha convertido en un elemento imprescindible para todos en el mundo en el que vivimos. Sin ella, es imposible tener éxito en un proyecto personal, empresarial, institucional, político o religioso.

Lo que es cierto, es que, en el ejercicio del gobierno, la comunicación no es simplemente una herramienta para informar, sino un componente esencial de la gobernanza efectiva y legítima. Gobernar bien implica no solo tomar decisiones acertadas y ejecutar políticas públicas que respondan a las necesidades de la población, sino disponer de una estrategia de comunicación que permitan transmitir eficazmente estas acciones de manera clara, transparente, oportuna y coherente. La capacidad de comunicar poderosamente permite al gobernante no solo conectar con los ciudadanos, sino también ganar su confianza, legitimidad y apoyo, elementos fundamentales para una gestión exitosa.

Es tan importante la comunicación política, que su poder radica en su capacidad de moldear y adecuar percepciones, construir consensos y gestionar las expectativas de la ciudadanía. Un gobierno que comunica bien puede influir en la opinión pública, guiar el debate público de la agenda en los medios y garantizar que sus políticas sean comprendidas como se desea y respaldadas. Por otro lado, una mala comunicación puede dar lugar a malentendidos, distorsión, desinformación y desconfianza, lo que puede socavar la estabilidad política, incluso las mejores intenciones, desempeños y políticas.

La realidad social ha cambiado notablemente. En la actualidad, donde los medios de comunicación y sobre todo las redes sociales tienen un alcance masivo y una velocidad vertiginosa, el desafío de comunicar adecuadamente se ha intensificado. Los ciudadanos no solo demandan información, sino que también exigen transparencia, participación y respuestas rápidas. Gobernar en este contexto requiere una estrategia de comunicación integral que abarque desde la gestión de crisis hasta la promoción de políticas, pasando por la interacción directa con la población.

Algunas recomendaciones básicas para comunicar eficazmente en la gobernanza:

1. Desarrollar una Estrategia de Comunicación Integral

Es crucial e imprescindible que el gobierno diseñe una estrategia de comunicación que esté alineada con sus objetivos de gestión, jerarquizando por importancia, sensibilidad e impacto. Para elaborar una estrategia seria, se requiere de insumos de la realidad pasada, presente y de futuro potencial, usando herramientas técnicas que permitan conocer en al superficie y profundidad, el estado de ánimo y percepción de la sociedad gobernada.

Esta estrategia debe incluir un plan detallado de los objetivos, de cómo se comunicarán las políticas, quiénes serán los voceros oficiales y cuáles serán los canales de comunicación utilizados priorizados. Además, debe contemplar potenciales escenarios de crisis y establecer protocolos de respuesta, reacción, neutralización y prevención.

Es muy importante decidir que este trabajo sea realizado por especialistas, de la misma forma, su ejecución, monitoreo, evaluación y ajuste.

2. Fomentar la Transparencia y la Rendición de Cuentas

Este es un aspecto crítico, porque es el menos observado. La transparencia de la gestión es un pilar fundamental para construir confianza en la ciudadanía. Los gobiernos deben ser abiertos, sensibles y predispuestos sobre sus decisiones, procesos y resultados, facilitando el acceso a la información pública y promoviendo la rendición de cuentas de manera periódica y de diferentes formas.

Esto no solo fortalece la legitimidad del gobierno, sino que también mejora la percepción pública de su eficacia, y refuerza un aspecto importante que es la conexión y vinculación.

3. Adaptar el Mensaje al Público Objetivo

La información de los estudios demoscópicos, ayudan a resolver el problema de las características del mensaje a emitir. Hay que señalar, que no todos los ciudadanos tienen las mismas necesidades, intereses o formas de consumir información.

Para eso, es esencial segmentar el público por target y adaptar los mensajes de acuerdo con sus características demográficas, económica, culturales y sociales. Esto incluye el uso de un lenguaje claro y accesible, así como la selección de los canales de comunicación más adecuados para llegar a cada segmento.

4. Utilizar las Redes Sociales de Manera Estratégica

Las redes sociales se han convertido en un medio muy importante con mucho consumo e influencia y son una herramienta poderosa para la comunicación gubernamental. Tienen la virtud, que permiten una interacción directa y bidireccional con los ciudadanos, lo que facilita la difusión de información y la retroalimentación inmediata, a través de reportes precisos de recepción y reacción.

Sin embargo, su uso debe ser estratégico, evitando la improvisación y asegurando que los mensajes sean coherentes y alineados con la narrativa general del gobierno.

5. Capacitar con un Entrenamiento y Disciplina a los Voceros y Portavoces

Sobre esto es muy importante, porque la principal autoridad ejecutiva, no debe ser la única vocera institucional oficial. Es un error muy común, definir que la máxima autoridad, monopolice la comunicación gobernante, y los demás sean ocasionales, no existiendo un orden estratégico en la administración de la difusión.

Lo que se recomienda es que existan al interior de la institución por lo menos tres tipos de voceros por materias, así como externos aliados, de grupo corporativos y de presión, que van a ayudar a generar la sensación de consenso público de la idea central publicada.

Para que la transmisión del mensaje sea efectiva, los voceros oficiales deben estar bien preparados para transmitir los mensajes del gobierno de manera clara y efectiva. Esto incluye que reciban entrenamiento especializado en habilidades de comunicación, manejo de medios y gestión de crisis. Un vocero competente no solo informa, sino que también debe ser capaz de influir en la percepción pública y manejar situaciones delicadas con diplomacia, tacto y prudencia.

6. Promover la Participación Ciudadana

Algo que se debe tomar muy en cuenta, es que la comunicación no debe ser unidireccional, como sucede en este momento con los gobiernos del Chaco. Caro error. Los gobiernos deben fomentar la participación ciudadana de diferentes formas y con creatividad, creando espacios de diálogo y consulta donde la población pueda expresar sus opiniones, inquietudes y sugerencias de manera libre, auténtica y autónoma.

Este tipo de actividades, no solo enriquece la gestión pública, sino que también fortalece la relación entre el gobierno y los ciudadanos, fortaleciendo la democracia.

Enfatizo en este aspecto fundamental, porque la participación ciudadana es un pilar fundamental en cualquier sociedad democrática. Representa la voz de la comunidad en la toma de decisiones y es un componente esencial para asegurar que las políticas, proyectos y planes de desarrollo reflejen verdaderamente las necesidades y deseos de la ciudadanía.

La participación ciudadana se refiere a la acción de involucrar a la población en los asuntos públicos y en la toma de decisiones que afectan a su ciudad. Es el proceso mediante el cual las personas ejercen su derecho y deber de influir/evaluar en las políticas, programas y proyectos que dan forma a su entorno. La participación ciudadana no solo implica el acto de votar en elecciones, sino también participar en debates, discusiones, consultas y actividades que contribuyen a la gobernanza local.

La participación ciudadana es relevante en la toma de decisiones locales por diversas razones. En primer lugar, fomenta la transparencia y la rendición de cuentas al involucrar a la comunidad en la supervisión y evaluación de las acciones del gobierno. Además, permite la identificación de problemas y desafíos reales que enfrenta la población local, lo que lleva a soluciones más efectivas y orientadas a las necesidades.

La participación ciudadana también fortalece la legitimidad de las decisiones gubernamentales, ya que reflejan el consenso y la aprobación de la población. Esto promueve un sentido de propiedad en las políticas públicas y un mayor compromiso cívico. En última instancia, una participación ciudadana sólida contribuye a una gobernanza más democrática y a comunidades más empoderadas.

7. Monitorear y Evaluar la Eficacia de la Comunicación

Finalmente, es muy valioso evaluar constantemente la efectividad de las estrategias de comunicación. Esto incluye el monitoreo de los medios masivos de comunicación y redes sociales, el análisis de las diversas encuestas de opinión (cualitativa y cuantitativa) y la revisión de las métricas de participación ciudadana. A partir de estos datos, se pueden realizar ajustes en la estrategia para mejorar los resultados y la percepción pública.

El monitoreo y la evaluación implica contrastar los resultados de las acciones de comunicación con los objetivos (SMART[12]). Para ello se requiere de la definición y obtención de indicadores fiables. Esta evaluación debe realizarse periódicamente y de forma sistemática. Es recomendable elaborar reportes mensuales de acuerdo con la planeación y tener en cuenta una línea base al inicio del proyecto.

En caso de que el proyecto tenga canales de comunicación propios, sugiero evaluar los indicadores. De esta forma se puede mejorar la estrategia, obtener ideas para nuevos contenidos, reconocer los temas que están siendo relevantes o identificar los focos rojos.

La evaluación de la efectividad de la comunicación siempre ha sido un reto. La elección de indicadores cuya medición esté a nuestro alcance es fundamental para la generación de reportes que brinden resultados útiles.

Mi reflexión Final

La comunicación política es una herramienta indispensable en la gestión de las instituciones públicas, ya que actúa como un puente entre el gobierno y la ciudadanía. En un entorno donde la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana son cada vez más demandadas, la comunicación política eficaz se convierte en un componente esencial para la legitimidad y la eficiencia de la gestión pública.

En este tiempo de cambio permanente y profundos, por todo lo expuesto, saber comunicar es una habilidad indispensable para gobernar bien. La comunicación eficaz permite a los gobiernos no solo informar, sino también inspirar confianza, construir consensos y legitimar su gestión.

En un mundo donde la información es poder, quienes saben cómo comunicar sus acciones de manera clara, transparente y efectiva están en una posición mucho más fuerte para liderar y transformar la sociedad. Por lo tanto, es imperativo que los gobernantes desarrollen y perfeccionen sus competencias en comunicación, entendiendo que esta es una parte integral de su capacidad de gobernar con éxito.

Entonces, se debe dejar claro que el contenido de la comunicación política es rico en enseñanzas para precisar el funcionamiento de las instituciones, ya que permite que los ciudadanos se formen una idea de éstas, las cuales nacen de una presentación del sistema político a través de los discursos de los hombres políticos revestidos de poder.

Si los políticos no manifestaran sus acciones a través de mensajes dirigidos hacia la población, ésta no tendría conocimiento sobre lo que hacen. En una democracia verdadera, se lucha por derechos, libertades y cumplimiento de las reglas establecidas para el buen funcionamiento del sistema político. En una monarquía o regímenes totalitarios, las decisiones del gobernante se toman arbitrariamente, sin consultar, menso tomar en cuenta a la población. Por el contrario, en la democracia se da espacio a la participación de los ciudadanos para la toma de decisiones; se confrontan las opiniones y la población toma parte de ese debate de posturas sobre las ideas expuestas, para que juntos, población y gobierno, generen un consenso sobre lo que mejor convenga a ambas partes.

En la actualidad, puede haber una democracia sin considerar genuinamente a la opinión pública, pues es inseparable de un proceso comunicacional, tanto en su constitución como en su expresión. Lo que reflejen por medio de los sondeos, debe ser considerado necesariamente por los gobernantes para la toma de las decisiones y el actuar político.

Por lo tanto, la importancia de la comunicación política en las democracias radica en el derecho de réplica de la opinión pública respecto a las acciones que políticos y candidatos realizan, al tiempo que permite la realimentación, la respuesta de los mensajes que emiten los gobernantes a los gobernados. Por ello, cuando reflexionamos sobre la comunicación política lo hacemos dentro del campo de la democracia.

Es por ello, que en la elección de nuestros gobernantes, dentro del sistema democrático, la comunicación política juega un rol importante, desde el momento en el que los partidos u organizaciones políticas presentan a sus candidatos, el desarrollo de la campaña electoral, la difusión de la información por parte de los medios de comunicación, los debates entre los políticos, las propuestas de campaña, la imagen del candidato, la crítica de los periodistas, hasta llegar a la formación de la opinión pública respecto a estos acontecimientos.

En este sentido, el sociólogo y filosofo político alemán Habermas[13] define a los espacios públicos de comunicación como categorías para comprender las contradicciones de las democracias formales y los mecanismos de control que las limitan.

Entonces, un espacio público será el escenario en el que se presenten los diferentes actores de la comunicación política para exponer sus puntos de vista; en él se observan las confrontaciones de las opiniones, la forma de llegar a acuerdos y las decisiones que se toman por la mayoría, al mismo tiempo que refleja los avances y problemas que una democracia tiene.

En conclusión, la actividad política se fundamenta en la comunicación. Las acciones y obras de los gobernantes tienen que ser transmitidas a la sociedad y retroalimentarse con las respuestas que den los partidos políticos, sindicatos, estudiantes, intelectuales, entre otros, en cuanto a su aceptación, negación o rechazo. Para un hombre de Estado, actuar y comunicar son dos caras de una misma realidad.

Para gobernar bien, hay que saber comunicar bien, solo así, con una comunicación clara, oportuna, honesta y transparente, el gobernante podrá ganarse el respaldo de los ciudadanos de manera sostenible, efectiva, real y permanente.

A manera de recomendaciones:

  1. Estudiar de manera técnica y científica, a la opinión pública, usando las herramientas más idóneas, de acuerdo a la necesidad y a la realidad de cada sociedad,
  • Desarrollar una estrategia de comunicación integral, clara y coherente, alineada con los objetivos y prioridades de gobierno y adaptadas a diferentes audiencias. Esto implica planificar cuidadosamente los mensajes, los canales y los tiempos de comunicación. Esto incluye el uso de múltiples canales de comunicación, desde los tradicionales hasta las plataformas digitales.
  • Invertir en la formación y el asesoramiento de los líderes políticos y los equipos de gobierno en habilidades de comunicación, oratoria, gestión de crisis y relaciones con los medios. Tal como señala el experto en comunicación política Jordi Rodríguez Virgili, “los políticos deben ser buenos comunicadores[14]“. Los líderes y funcionarios públicos deben recibir capacitación continua en habilidades comunicativas, con el fin de mejorar su capacidad para transmitir mensajes de manera efectiva y gestionar la retroalimentación de la ciudadanía.
  • Fomentar una cultura de transparencia y rendición de cuentas, donde la comunicación fluida y la interacción con la ciudadanía sean prioridades. Esto contribuye a generar confianza y legitimidad. La transparencia no solo implica compartir información, sino hacerlo de una manera accesible y comprensible para todos. Las políticas de transparencia deben incluir mecanismos para que los ciudadanos puedan acceder fácilmente a la información relevante.
  • Incentivar a la Participación Ciudadana. Fomentar la participación ciudadana en las decisiones de gobernanza a través de consultas públicas, foros y encuestas puede mejorar la percepción y la efectividad de las políticas implementadas.
  • Aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías digitales y las redes sociales para llegar de manera más directa a la ciudadanía, escuchar sus inquietudes y establecer un diálogo bidireccional.
  • Desarrollar una narrativa coherente y convincente que transmita los valores, las propuestas y los logros del gobierno de manera clara y accesible para la ciudadanía.
  • Revisión y Actualización Constante. Las estrategias de comunicación deben ser revisadas, evaluadas y actualizadas rigurosa y regularmente para adaptarse a los cambios en el entorno político y social, así como a las nuevas tecnologías y plataformas de comunicación.

Una gobernanza eficaz requiere de una comunicación bien planificada y ejecutada. Los expertos coinciden en que, sin una comunicación adecuada, los esfuerzos gubernamentales pueden ser malinterpretados, rechazados o ignorados, lo que puede derivar en una pérdida gradual de la confianza y la legitimidad. Por lo tanto, invertir en comunicación no es solo una táctica inteligente, sino una necesidad estratégica para cualquier entidad política moderna, si es que desea tener éxito, en un clima caótico, inestable y líquido.

En conclusión, saber comunicar bien es fundamental para gobernar bien. La comunicación política efectiva no solo informa, sino que también inspira, persuade y moviliza. En un mundo en constante cambio, los líderes deben ser conscientes de su papel como comunicadores y trabajar activamente para construir una relación de confianza con sus ciudadanos. Al hacerlo, no solo fortalecerán su liderazgo, sino que también contribuirán al desarrollo de una sociedad más participativa y democrática. Como dijo el gran pensador boliviano Así, la comunicación se convierte en el alma de nuestra democracia.

Yacuiba, 4 de agosto de 2024


[1] Es especialista, Estratega y Asesor en Gestión Pública, Gobierno, Imagen, Media Training y Comunicación Política.

[2] Muchacho hábil, sagaz, adiestrado, valiente, inteligente y buen conocedor de los caminos, que, montado en la marucha o yegua madrina, guía por un camino escarpado y accidentado a una manada de ganado caballar o vacuno, que es trasladado de un lugar a otro con condiciones mejores para los animales. Es el responsable del animal que hace de cabeza y guía en el arreo de traslado, sea montado sobre él o llevándolo de tiro.

Esta práctica casi ha desaparecido por completo, con la mejora considerable de condiciones de pastoreo, caminos y comunicación, por lo que ya no es necesario movilizar a la tropa de esa forma.

[3] Álvarez, J. T. (2005). Historia y modelos de la comunicación en el siglo XX. Ariel.

[4] Pont Sorribes, C. (2016). Comunicación política y redes sociales. UOC.

[5] Heródoto de Halicarnaso fue un historiador griego, considerado el primero del mundo occidental, nacido alrededor del 484 a.C. en Halicarnaso y fallecido aproximadamente en el 425 a.C. Su obra más conocida es “Historias”, donde aborda temas de historia y cultura, concebida como una investigación personal.

[6] Berrocal, Salomé (2003), Comunicación política en televisión y nuevos medios, España, Ariel.

[7] Weber, Max (1979), Economía y sociedad, México, Fondo de Cultura Económica.

[8] Berrocal, Salomé (2003), Comunicación política en televisión y nuevos medios, España, Ariel.

[9] Weber, Max (1979), Economía y sociedad, México, Fondo de Cultura Económica.

[10] María José Canel Crespo y Karen Sanders son reconocidas por su trabajo en el campo de la comunicación política. Han coescrito varios estudios que exploran temas como la influencia de los medios en los escándalos políticos. También han analizado el estado actual de la investigación en comunicación gubernamental, destacándose por su enfoque en la comunicación política y del sector público. Su libro “Estudios de Comunicación Política” del año 2012 es una referencia importante en el campo.

[11] Riorda, Mario, y Elizalde, Luciano H. Comunicación gubernamental, Más 360º que nunca.  Ed. La Crujia. 2020

[12] El significado de SMART en inglés es inteligente, pero cuando hablamos de gestión de proyectos nos referimos también al acrónimo en inglés que te ayuda a establecer objetivos realistas, definidos y alcanzables. Estas siglas aparecieron por primera vez en 1981 cuando el autor George T. Doran las definió por primera vez. Es una metodología para definir objetivos. Se trata de un acrónimo del inglés a través del cuál se explican las características básicas de los objetivos SMART. Éstos deben ser Específicos (Specific), measurable (Medibles), alcanzables (Achievable), realistas (Realistic) y de duración limitada (Time-bound).

[13] Habermas, Jürgen (1986), Historia y crítica de la opinión pública, la transformación estructural de la vida pública, México, Gustavo Gili.

[14] Rodríguez Virgili, J. (2014). Comunicación política y campañas electorales. Ariel.


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